Uno de esos sábados perdidos en los que estás en casa
intentando poner las cosas al día. Y de pronto te suena el timbre. Se presenta una pareja muy bien vestida (casi
de etiqueta) que nos dice que viene por del contador del gas, porque hay que
cambiar no se qué y necesita ver nuestro
contrato o una factura. Mi marido le contesta que había cambiado a Iberdrola hacia
muy poco (que es un pollo que no se entiende),
salgo yo y pregunto:
“¿Porqué no hemos
sido avisados de esta vista?” “¿Hay que anotar el numero del contrato ahora, un
sábado por la tarde?!”. La chica me contesta que sí, porque mi piso era el último.
Na, ne, ni, no. NO
Estaba claro que nada estaba muy claro.
- No se presentan como “trabajadores” con credenciales, enseñado las debidas identificaciones.
- No hemos recibido ningún comunicado oficial previo por parte de Iberdrola o Gas natural.
- No tenía nuestra identificación ni nuestros datos.
En resumen, con todo
esto, no vale la pena perder el tiempo. Van picando puertas aleatoriamente. No hemos enseñado ningún número de contrato. Además
no había obligación, principalmente porque la operadora no nos ha avisado. Si
es fraude o no, solo lo sabremos cuando nos lo comuniquen estas dos empresas (Gas
Natural ó Iberdrola). O cuando veamos en la tele un noticiario que nos explique
detalles y el objetivo de estas visitas sorpresa.
